viernes, 6 de abril de 2012

Clase 2: Tarea 2


Leer el texto y contestar las consignas que figuran abajo:


LA LIBERTAD ACADÉMICA EN TIEMPOS NEOLIBERALES
UNA MIRADA DESDE AMÉRICA LATINA
Atilio A. Borón
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)

[...]

3. El perfil de la educación superior en cinco países: instituciones, estudiantes, docentes

Tras haber clarificado brevemente estos asuntos, veamos la situación de las libertades académicas en los cinco países de nuestro estudio. Comenzaremos proporcionando una descripción panorámica de la situación del sistema universitario en América Latina, con referencia especial a Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y México (Tünnermann Bernheim, 2003). Existe un amplio consenso entre los académicos de que la situación de las universidades latinoamericanas puede ser caracterizada, a grandes rasgos, como sigue:

Masificación


La segunda mitad del siglo XX seguramente será recordada, tal como lo ha escrito un reconocido experto, como aquélla en la cual los sistemas universitarios se expandieron a nivel mundial a un ritmo espectacular. Los estudiantes universitarios totalizaban 13 millones en 1960; poco antes del finales del siglo, los números habían crecido seis veces, totalizando 82 millones en 1995 (García Guadilla, 1998 y 2003). Hay veinte países con “megasistemas” universitarios, esto es, con una matrícula total de más de un millón de estudiantes. Entre ellos están tres de América Latina: Argentina, Brasil y México.

Siguiendo estas tendencias mundiales, los países latinoamericanos experimentaron una rápida expansión de su matrícula universitaria en la segunda mitad del siglo XX.

El número de estudiantes universitarios subió de cerca de 270.000 en 1950 a casi 9 millones a principios del siglo XXI. Impresionantes como son, estos números están lejos de ser un logro excepcional de nuestros países. Sólo reflejan una tendencia universal cuya fuerza motriz reside en dos factores principales: por un lado, el creciente nivel educativo exigido por mercados laborales cada vez más competitivos como resultado del formidable desarrollo de las fuerzas productivas y de los cambios suscitados por el paradigma tecnológico emergente de la tercera revolución industrial; por otro lado, una expansión causada por la vigorosa incorporación de las mujeres a la educación superior. Aunque puede parecer fuerte en América Latina, esta tendencia es aún más enérgica en las naciones capitalistas avanzadas y en el sudeste asiático, países donde la expansión cuantitativa de la matrícula universitaria se incrementó a un ritmo todavía mayor que en los países de nuestra región. Si para mediados del siglo XX la tasa bruta de matriculación (como porcentaje de la población de entre veinte y veinticuatro años de edad) en toda la región fue del 2%, hacia finales del siglo había sobrepasado la marca del 20%. El promedio, como es habitual, oculta importantes diferencias en este sentido. Mientras que en Argentina la tasa de matriculación fluctuó por encima del 40%, en Costa Rica el valor fue del 26,3%, 14,2% en Colombia, 14% en México y 11,3% en Brasil. No sorprende que las dos mayores universidades de la región, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Buenos Aires tengan una matrícula estudiantil más alta que la cantidad de estudiantes de algunos de los países más pequeños del área, como Costa Rica, y, en general, los países de América Central.

Privatización

En línea con las principales recomendaciones del Consenso de Washington, el sistema educativo fue redefinido como un “mercado educativo” en el cual los proveedores privados no sólo eran bienvenidos, sino calurosamente seducidos, mientras que las normas y regulaciones apuntadas a garantizar la calidad de la educación superior y el creciente acceso a ella eran casi inexistentes o, en el mejor de los casos, mantenidas en niveles muy bajos.

La privatización y la desregulación de la educación superior se convirtieron en los gritos de batalla de los “reformistas” desde los años 1980 en adelante. La efectividad de sus iniciativas puede comprobarse muy fácilmente: si hasta mediados del siglo XX las universidades públicas prevalecían sin contrapeso en la región, en los últimos veinticinco años la situación ha sido radicalmente modificada. Hoy por hoy, la matrícula en las universidades privadas representa cerca del 40% del total, pero en lo que respecta a las instituciones mismas, casi el 60% de todas las universidades de latinoamericanas ahora son privadas.

Una mirada más cercana a los casos nacionales que constituyen el objeto central de estas reflexiones muestra que países como Brasil, y Colombia (pero también Chile, la República Dominicana y El Salvador, entre otros) tienen a la mayoría de los estudiantes inscriptos en universidades privadas; en Argentina, México y Costa Rica (pero también en Guatemala, Paraguay, Perú y Venezuela, sólo por nombrar algunos) ocurre lo contrario.

Tal como lo señala un reciente censo universitario brasileño, siete de las diez universidades más grandes –medidas según la matrícula estudiantil a nivel de grado— son privadas, siendo privadas también las dos más grandes: la Universidad Eustacio de Sa, del estado de Río de Janeiro, con 100.617 estudiantes, y la Universidad Paulista, en San Pablo, con 92.023 estudiantes de grado. Entre 1996 y 1999, la matrícula en las instituciones privadas creció un 45,2 %, mientras que en las universidades oficiales brasileñas creció a un ritmo mucho más modesto: 18,8%. Entre 2000 y 2003, la expansión de la matrícula en las universidades privadas se aceleró, incrementando sus números en un 79% durante todo el período, mientras que la matrícula de las universidades públicas aumentó sólo un 36,9%. No sorprende entonces que para finales del siglo casi los dos tercios de todos los estudiantes universitarios estuvieran inscriptos en universidades privadas en Brasil y Colombia, mientras que esta cifra era cercana al 20% en Costa Rica y México, y estaba apenas sobre el 10% en Argentina. En estos últimos dos países, la enorme matrícula de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras grandes universidades públicas, ha sido un importante freno a la desproporcionada gravitación que las universidades privadas han adquirido en otros países de la región. [...]

Bibliografía
• García Guadilla, Carmen (1998), “Situación y principales dinámicas de transformación de la educación superior en América Latina”, Caracas, Venezuela, Colección Respuestas N° 2, CRESALC/UNESCO.
• García Guadilla, Carmen (2003), “Balance de la década de los 90 y reflexiones sobre las nuevas fuerzas de cambio en la educación superior”, en Mollis, 2003.
• Tunnerman Bernheim, Carlos (2003) “Educación superior e investigación en América Latina y el Caribe”, ponencia presentada en el Foro sobre Educación Superior, Investigación y Conocimiento de la UNESCO, Buenos Aires, 17 y 18 de marzo. (Actas V Conferencia Internacional sobre Educación Superior e Investigación, Melbourne, Internacional de la Educación, 7-9 diciembre de 2005.)


Observe en el texto que acaba de leer los siguientes aspectos y responda:

1. ¿Qué características tiene el léxico que predomina? ¿Se usa un lenguaje especializado, estándar, informal, regional?
2. ¿Es cuidadoso en cuanto a la adecuación a las normas sintácticas, ortográficas y de puntuación?
3. ¿Qué recursos gráficos utiliza y con qué fin? Observe tipos y tamaños de letras, paréntesis, comillas u otros. ¿El texto está “cuidado” en este aspecto?
4. ¿Es posible identificar un orden en la exposición de las ideas en este fragmento? Intente explicar ese orden: cómo comienza, con qué sigue, etcétera.
5. En el primer párrafo el texto habla desde la primera persona del plural (nosotros: “veamos”, “comenzaremos”). Pero luego desaparecen las personas como sujetos de las oraciones y aparecen formas impersonales (“puede comprobarse”, “no sorprende”) o entes abstractos personificados (“los países latinoamericanos experimentaron”, “el número de estudiantes subió”). Analice qué efecto produce esta característica del estilo de este texto.
6. ¿Cuál es el rol principal que lleva adelante el enunciador de este texto, es decir, el responsable del decir, a lo largo del escrito: informa, explica, argumenta, orienta conclusiones, da instrucciones, hace anuncios, promete cambios, indica un deber ser, señala las soluciones correctas, llama a la acción?

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